En estos momentos el poder reunirnos en una casa para los ImPulsos se está convirtiendo en un problema debido al número de los que somos, lo cual es un motivo de celebración. Hay nuevos miembros, entre ellos quienes están descubriendo y experimentando a Jesús de una manera increíble. Hace unas semanas en uno de los ImPulsos alguien que nos visitaba por primera vez lloraba porque sentía que lo que se estaba compartiendo era lo que realmente necesitaba escuchar. Nos decía que Jesús le está mostrando el Camino y días más tarde nos hablaba de la liberación que había experimentado desde entonces. Su casa se ha abierto para reunirnos. Por otro lado, miembros de la comunidad están sintiendo enfocarse más en sus barrios y zonas y esto nos está llevando a la posibilidad de pensar en ImPulsos locales y cada cierto tiempo encuentros globales.