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Contacto con la naturaleza

Cuando somos muchos, quedar en una casa puede ser incómodo, por ello a menudo buscamos parques y campos abiertos para quedar. A veces hablamos de lo privilegiados que somos al reunirnos en el edificio con el techo mas dinámico y sorprendente que existe.

Los cambios climatológicos a menudo nos han llevado a cambios de planes de emergencia y también a percibir que la espiritualidad se entiende mejor cuando estamos en contacto y en armonía con la naturaleza.

Estábamos en un parque al lado de la torre más alta de Sevilla, cuando empezó a soplar un fuerte viento y
empezamos a ver relámpagos. Habíamos tenido un tiempo de compartir desde la vulnerabilidad, donde las luchas personales y los momentos difíciles habían sido expuestos. 

De repente la fuerza de la naturaleza nos recordaba que Dios puede cambiar todo en un momento y ante las nuevas sensaciones en la reunión provocada por los sonidos, los destellos visuales y la sensación del viento sobre nuestros rostros la alabanza creció. También nuestra dinámica cambió, nos levantamos y salimos corriendo a refugiarnos bajo la alta torre antes de que la tormenta nos cayera encima.

Otro día salimos a un campo abierto y debido al frio, tuvimos una actividad de recoger leña y proveer fuego para toda la reunión. Los niños jugaron y el fuego nos sirvió para cocinar ricos manjares, calentarnos y avivar interesantes conversaciones no solo acerca de como vivir la fe en nuestros días sino también acerca de anécdotas divertidas que provocaron risas y una sensación de estar en casa.


 

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