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Finalizando Semana Santa


El Sábado Santo muchos miembros de nuestra comunidad estaban o bien de viaje, o enfermos, por lo que solo algunos pudimos encontrarnos en nuestro último ImPulso de Semana Santa.

Aprovechando que parte de la familia de nuestro querido David estaba en Sevilla, decidimos que Juan Sánchez, su hermano biológico y profesor de teología en el SEUT compartiera ideas con nuestra comunidad con el fin de reflexionar.

Empezamos nuestro tiempo meditando con la App de Lectio 365 para el Sábado Santo y después Juan nos recordó que los títulos de Rey y Salvador que usamos para referirnos a Jesús, en esta época se vuelven totalmente contra corriente. Se trata de un Rey crucificado, de un Salvador crucificado, menuda paradoja.

Hablamos de que el principal problema de la humanidad es el mal. Juan nos recordó que su colega teólogo Miguel García Baró apunta en su trabajo que el mayor problema no es el mal que padecemos, sino el mal que hacemos. El mal que padezco, no me hace necesariamente malo, solo lo hace el que yo hago y/o cuando el mal que sufro lo convierto en excusa para el mal que hago. 

Nos adentramos en las ideas del franciscano Michel Hubaut en su obra "Orar Las Parábolas - Acoger el Reino de Dios" quien reflexiona sobre las palabras de Jesús "sin mi nada podeis hacer" preguntándose "¿no es esto un poco exagerado?", el continua meditando en que en realidad podemos hacer muchas cosas sin Jesús, excepto lo que realmente el no está mostrando como clave para vencer el mal. 

Solo el amor que Jesús muestra tiene poder para convertir a un enemigo en amigo, aun en hermano. 

Hablamos también de que el perdón tiene la capacidad de transformar el pasado; al liberarme de la culpa y al reconciliarme conmigo mismo. 

Reconocimos que la justificación por la fe tiene que ver con ser aceptado por amor. ¡Menuda revolución!

Todas estas reflexiones nos llevaron a pensar en la aplicación práctica en medio de personas vulnerables abusadas, incapaces en medio de su dolor de no sentir rechazo y deseos destructivos hacía sus víctimas. 

Pusimos sobre la mesa le necesidad de los límites, de las leyes que protegen a los más vulnerables, de la justicia social... elementos básicos y necesarios en nuestra sociedad y también muy espirituales. A la vez que reconocemos la función de protección de estos elementos, hablamos de la incapacidad que tienen para transformar el problema profundo del corazón. La espiritualidad, sin obviar la justicia social lo más mínimo, nos invita a ir a capas más profundas, donde encontramos posibilidad de que el mal no se siga reproduciendo y vivir la realidad que pablo nombró en Romanos: "no seas vencido por el mal sino vence el mal con el bien". 

Hablamos también de no perder de vista una mirada de procesos. En un sentido, como algunas personas expresaron en el diáologo que se abrió, "No somos Jesús" y perder de vista el proceso de maduración como seres humanos, exigiendo a las víctimas que hagan lo que no pueden en medio de su profundo dolor, es más violencia contra ellas. La paradoja de sostener la realidad presente y el cuadro final al que Jesús nos llama implica madurez, y sin una mirada de procesos caeremos en "vender un buenismo barato e irreal" nada que ver con las intenciones de Jesús al mostrarnos el camino donde el mal es vencido. 

Al día siguiente del ImPulso, nuestro querido hermano Senna, de la familia Knol (quienes estuvieron aportando durante tiempo en nuestra comunidad), decidió bautizarse en la piscina de su casa. Fue una decisión tomada en el mismo domingo de resurrección y solo algunos miembros de esta comunidad pudieron pasar a acompañarles en este momento tan importante. Como comunidad nos alegramos de que el día de resurrección Senna deseara manifestar morir con Jesús y resucitar con él. Oramos por su Camino en Cristo y por la guía del Espíritu Santo en su vida. ¡Felicidades Senna!






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