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Trabajo en Verano

 


"No trabajen para ganar la comida que se daña. Mejor trabajen para ganar la comida que se mantiene siempre en buen estado. La comida que da vida eterna es la que da el Hijo del hombre. Él es el único que tiene la aprobación de Dios Padre para darla." 

Juan 6:27

"¿Qué es para ti el trabajo?", con esta pregunta Sylvia facilitó el comienzo de nuestro primer ImPulso del mes de agosto. Algunos respondimos constancia, disciplina, provisión, oportunidad para servir... De ahí dialogamos acerca de muchos temas: el trabajo no remunerado, el carácter transitorio de los roles, el valor del esfuerzo, el extremo de sociedades consumistas y materialistas, la actitud con la que trabajamos. También escuchamos las diferentes experiencias recientes en el mundo del trabajo fuera y dentro de casa. 

Comentamos que en nuestra espiritualidad cristiana, es importante conectar el trabajo con nuestra fe en Dios. En esa conexión profunda nos damos cuenta de cuales son los medios temporales a través de los cuáles se puede dar a conocer lo que es eterno. 

La mirada eterna, la mirada de Reino de Dios, es crucial para la persona discípula de Jesús, implica una conexión con lo profundo de nuestro ser, más cercano a nuestra esencia y buscando menos el aplauso social. En esa mirada encontramos la invitación a un estilo de vida en plena conexión con lo trascendente, con la Vida, con el mismo Dios.. recordamos también las palabras de Pablo:

"Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres" Colosenses 3:23

A la vez las personas más peques en la comunidad, decidieron organizar su propio tiempo, organizaron un mini-club y pintaron a Jesús después del milagro de la multiplicación y realizaron un listado de acciones que les han llevado a experimentar más de Dios en el cole:

- Abrazar a una compañera cuando lloraba
- Ayudar a la profesora
- Compartir el desayuno con una amiga
- Hablarles bien a tus amigas
- Etc.

Acabamos alrededor del pan y del vino, con el himno que nos invita al camino de la Kenosis, el camino de despojarnos y el de no aferrarnos:

                "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús:
Él, siendo en forma de Dios,
no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
sino que se despojó a sí mismo,
tomó la forma de siervo
y se hizo semejante a los hombres.
Mas aún, hallándose en la condición de hombre,
se humilló a sí mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte,
y muerte de cruz."

Filipenses 2:5-8

Por unos minutos decidimos experimentar en nuestros cuerpos los efectos de la preocupación y el estrés. sentimos las partes de nosotros que están tensas, le dimos la bienvenida a esa respuesta corporal, para luego sentir como se destensaban. Experimentamos el desprendimiento a nivel celular, tratando de sumergirnos un poco más en el misterio de la Kenosis.

Luego las más peques se sentaron con las personas que somos más adultas en la comunidad y decidimos escucharles explicar que era aquel pan y vino del que íbamos a participar. Nos contaron que Jesús tomó estos elementos con sus discípulos y que representaban el cuerpo y la sangre de Cristo. También nos dijeron que se toma en memoria de Jesús. Tomamos el pan y el vino y seguimos comiendo y celebrando la vida entre risas y buenas conversaciones.





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