Hemos acabado y empezado el año evaluando la vida de nuestra comunidad cristiana. Experimentar la participación de toda la membresía cuando nos reunimos está siendo una maravillosa forma de crecer en relaciones fuertes y genuinas, donde la manifestación de Cristo no depende del ministerio de ninguna élite, sino de que cada persona sin importar edad, género o trasfondo cultural aporte lo que recibe desde donde está. Hay membrecía en la comunidad que han empezado a reunirse con el fin de reforzar la vida matrimonial, otras personas se ven en Grupos de Crecimiento, a menudo nos invitamos para comer en unidad, otras personas aun se han atrevido a salir la calle para orar por necesidades y al menos dos veces al mes nos vemos toda la comunidad; el segundo sábado del mes para merendar y orar y el último domingo del mes para pasar el día compartiendo, alabando y tomando el pan y el vino. Nuestro énfasis está en ayudarnos a vivir la fe y la misión en el contexto de nuestras vidas cotidianas.