Ir al contenido principal

Tratando de Ser un Puerto Seguro


"1Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. 2Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. 3Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña. 4Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse solo respecto de sí mismo, y no en otro; 5porque cada uno llevará su propia carga.
6El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye.
7No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. 8Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. 9No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. 10Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe." Gálatas 6:1-10

Con este pasaje, el sábado 3 de junio abrimos nuestro encuentro enfocándonos en lo que significa "sobrellevad las cargas de los otros", "no creernos ser lo que no somos" y "hacer bien a toda persona".

Estas ideas tomaron más relevancia cuando la aplicamos a los momentos de falta de entendimiento con las personas a las que amamos. Hablamos del valor de seguir avanzando en una actitud de no juzgar y mantener un profundo respeto por los procesos de cada persona en su camino con Jesús.

Tuvimos presente a las personas que por alguna razón han decidido alejarse de nuestra comunidad por no ver cumplidas sus expectativas. Siempre esas salidas nos llevan al autoexamen y reflexión, y son buenas oportunidades para evitar juicios y cultivar un profundo respeto. 

A la vez, nuestra hermana Mara nos recordaba su visión sobre nuestra expresión de iglesia: una comunidad que pretende ser un puerto en medio de nuestro viaje con Jesús. Algunas personas trabajarán en este puerto para acoger a cada viajante durante el tiempo que deseen o necesiten estar. Cada persona es bienvenida a este puerto y cada persona debe sentirse libre para salir y volver cuando lo deseen.  A la vez, desde este puerto, trataremos de equiparnos para el viaje universal al que el Espíritu de Dios nos impulsa cada día en nuestros entornos cotidianos y nuestras diferentes etapas de la vida. Esta idea nos ayudaba a ver que tan solo somos parte de un proyecto universal mayor, con el cual no estamos desconectados. 

Diversidad, procesos, respeto, no juzgar, humildad, hacer el bien... eran algunas palabras y frases claves.

También este encuentro fue un momento de vulnerabilidad y agradecimiento, donde algunas personas hablaron abiertamente de su pasado, sus heridas, sus contradicciones y lo increible que era contar con un espacio donde estas realidades podían ponerse a la luz en comunidad bajo la fe en una fuerza mayor que nosotras mismas, quien nos ama, nos guía y nos transforma. 

Mantenemos abierta la conversación alrededor de lo que significa "un lugar seguro", no necesariamente cómodo, dónde nos exponemos al crecimiento espiritual que nos trae la Divinidad mientras nos enfocamos en nuestro maestro Jesús. 

Tomamos la eucaristía con una sensación de que la presencia de Dios nos rodeaba y algunas personas no resistieron jugar al balón con los más pequeños. ¡Qué dos momentos tan sagrados!

Seguiremos por regla general encontrándonos en los ImPulsos los primer y tercer sábado de cada mes, pudiendo pasar a domingo o cambiar el ritmo ante alguna propuesta. Los GDC mantienen sus ritmos según vayan acordando. 


 

Comentarios