El 15 de febrero nos volvimos a ver en casa de Sylvia y Rubén para nuestro segundo ImPulso del mes. En esta ocasión tuvimos una comida compartida donde cada persona tenía que traer alimentos que empezaran por la primera letra de su nombre. Eva, trajo empanadilla, Mara trajo montaditos, Juan Antonio trajo jamón y jamoncitos de pollo, Jocabed jalapeños, Antonio anchoa con queso, Sylvia Spaguetis, Rubén rúcula y rosca serrana, y las personas más peques también participaron. Quidel trajo queso, Tahiel trajo takis, Noa trajo nueces, Lana Lasaña, Keyla kicos, Eden empanada, Abril albóndigas y Vera nos alimentó con su vida amable y simpática. A la fiesta se unió una hermana llamada Dulce y a la hora del café se unieron Victor Manuel y también Julia tras su entrenamiento gimnástico, también pasó Raúl Gómez a saludarnos.
Tras la comida Sylvia resumió en un lenguaje también comprensible para las personas más jóvenes la historia de Job, resaltando los versos:
Yo sé que mi Redentor vive,Y al fin se levantará sobre el polvo; Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios; Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí. Job 19:24-27
Desde este texto nos introdujimos en la obra de Cristo en la cruz desde la práctica de la Eucaristía.
A continuación salimos a dar un paseo por el bajo de Coria y Puebla del Río disfrutando nuevamente de la rivera del Guadalquivir y conversando mientras disfrutábamos de la naturaleza.
A la vuelta, tomamos cafés y dulces y volvimos a abrir un tiempo donde expresar como estábamos y motivos de agradecimientos. Nuevamente la vulnerabilidad fue un ingrediente. Alguien comentó la bendición que fue escuchar a nuestro hermano Raúl Vela antes de su intervención quirúrgica y muchas personas resonamos con el término "soltar", reconociendo un llamado a la rendición y confianza en Dios ¿acaso este término no es un sinónimo de la conversión como un poroceso constante en nuestro Camino? Las risas y las lágrimas nos acompañaron en este tiempo de conexión.
Leimos Job 38 y 42 y desde ahí, comentamos lo que el texto sagrado nos removía. Señalamos el valor de expresar el dolor, y como el libro nos invitaba a una actitud menos controladora ante lo que acontece a nuestro alrededor. Nos identificamos con los amigos de Job en los capítulos anteriores, tratando siempre con nuestra teología y cosmovisiones dar respuesta a todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Sin embargo, percibimos que el libros nos invita a un nivel más profundo de confianza.
Dios no explica en este libro el sufrimiento de Job, no da razón para el mismo, ni tampoco para su bendición final, más bien lo lleva a un tour por su creación y lo conecta con el asombro. En esta actitud contemplativa en la que Job es sumergido en la grandeza del Creador, Job reconoce:
"De oída te había oído, más ahora mis ojos te ven." Job 42:5
Si bien no nos faltó en nuestra conversación tratar de entender todo el sufimiento que vemos en el mundo y por el que hemos podido pasar, y entendiendo que a veces puede haber explicaciones con sentido, nos abrimos a este nivel más profundo de sabiduría, donde reconocemos la grandeza de Dios y en ella descansamos a pesar de nuestras limitaciones en el entendimiento. La misma presencia majestuosa de Dios que nos sumerje en el asombro, fue suficiente para Job y puede serlo para nuestra experiencia en muchas ocasiones.
Acabamos recordando motivos de oración, por la recuperación total de Raúl, por Mari Sol y Eliam que no vinieron por estar enfermos y recordando a quienes estábais atendiendo a otras personas (hijos, nietos) y otras situaciones en este día.
El mes de marzo lo facilitarán Jocabed y Antonio y Efesios será el libro al que somos invitados a sumergirnos. En breve se nos confirmará días y lugar de encuentro a través de nuestro grupo de whatsapp ¿Qué tal si vuelves a leer nuestro texto "prácticas" en estos momentos por si te inspira a algún nuevo movimiento o idea de facilitación? Puedes acceder al mismo pinchando aquí
Algunas fotos y video de este día:
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