El sábado 5 de abril nos reunimos en Coria del Río. Esta vez, experimentamos con abrir una sala on-line en el mismo salón de nuestra reunión, con el fin de que las personas que no pudieran desplazarse pudieran conectarse y participar del encuentro.
Nos encontramos a las 17 h. para merendar; café, infusiones, pasteles de esta época de Cuaresma (como pestiños y rosquillas) y fruta. Keyla y Lana prepararon en otro lugar de la casa un espacio para los más peques, donde pudieron jugar.
En esta ocasión nos involucramos en una lectio divina en comunidad, una práctica inspirada en la lectura judia en las sinagogas, que fue adaptada en la iglesia en los primeros siglos. El término Lectio Divina, se le atribuye al teólogo Orígenes del Siglo III.
Como este mes estamos leyendo Mateo desde el capítulo 14 al 28, escogimos uno de los textos donde Jesús anuncia su muerte a los discípulos, concretamente Mateo 16:21-28.
Comentamos cuatro pasos en la Lectio Divina, como si fueran cuatro partes diferentes de un mismo baile: Lectio, Meditatio, Oratio y Contemplatio. Algunas personas aconsejan adentrarse en esta práctica espiritual en este orden, no obstante, una vez que se domina cada parte, el orden puede cambiarse y aun pueden usarse por separado o prescindiendo de alguno de estos cuatro pasos.
Para prepararnos para el ejercicio, colocamos en la mesa que rodeábamos pan y vino y encendimos una de las velas que hicimos en el ImPulso anterior con nuestra hermana Jocabed. Y con estos símbolos oramos con una bella canción de nuestra hermana Becca Fernandez, titulada "Eres El Centro".
Tras la canción tomamos un minuto de silencio.
Entonces entramos en el primer paso: la lectio o lectura:
21 Desde entonces Jesús comenzó a explicar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y padecer mucho a manos de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas, y morir, y resucitar al tercer día. 22 Pedro lo llevó aparte y comenzó a reconvenirlo: «Señor, ¡ten compasión de ti mismo! ¡Que esto jamás te suceda!» 23 Pero él se volvió y le dijo a Pedro: «¡Aléjate de mi vista, Satanás! ¡Me eres un tropiezo! ¡Tú no piensas en las cosas de Dios, sino en cuestiones humanas!»
24 A sus discípulos Jesús les dijo: «Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame. 25 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. 26 Porque ¿de qué le sirve a uno ganarse todo el mundo, si pierde su alma? ¿O qué puede dar uno a cambio de su alma? 27 Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. 28 De cierto les digo que algunos de los que están aquí no morirán hasta que hayan visto al Hijo del Hombre venir en su reino.»
Tras escuchar el texto, empezamos a transitar al segundo paso; meditatio o meditación. En este paso, cada persona volvió a leer el texto en silencio, a la vez que atendía a alguna frase, palabra o imagen mental que le resaltara. No importaba que fuera algo confuso o que traía claridad, más bien se trataba de escuchar que nos estaba resonando a nivel más profundo, con el fin de no quedarnos atrapados en un lugar muy mental (que suele ser donde más nos movemos). En este paso, algunas personas señalaron palabras en el texto o anotaron alguna idea o imagen. Por turno, cada persona nombró lo que llamó su atención.
El tercer paso, la oratio u oración, consistió en convertir aquello que nos había resaltado a nivel profundo en oración. Decidimos escribir esta oración en papel y después abrimos un tiempo donde cada persona la oró en publico. Oración de agradecimiento por claridad, o de petición por necesidad, todas fueron bienvenidas.
El último paso, la contemplatio o contemplación, la definimos como un momento de quietud confiada. Así como un bebé permanece en el regazo de su madre tras ser amamantado; no tiene que decir nada, ni hacer nada, simplemente permanece en confianza en ese lugar. Da igual que a su alrededor se escuchen los truenos de una tormenta o los alegres cantos de los pájaros, lo importante es que estoy en este lugar seguro que nos recuerda a las palabras del Salmista "Estad quietos, y conoced que yo soy Dios" (Salmo 46:10). Este paso nos desafía a soltar y confiar en los brazos de la deidad. Salimos de la contemplación con tres respiraciones profundas, donde expirar implicó soltar la tensión de nuestro cuerpo ante Dios. Convertimos estas respiraciones en oración de entrega sin palabras.
Este fue el ejercicio en el que participamos y tras el mismo, abrimos un tiempo libre para compartir, donde además de expresar algunas personas lo que había significado participar en esta lectio, también compartimos de nuestra realidad presente y de los ritmos de la vida cotidiana y nuestra necesidad de responder a los mismos desde un lugar sagrado. Algunas personas señalaron, como la tendencia a ser siempre productivos, nos robaba la libertad que nos da Dios para escucharnos, y parar, y no tener que hacer nada más que descansar en su Amor, ¡Cuánto nos cuesta no ceder a la voz de la exigencia! Nos preguntamos si como iglesia, nos hemos tragado el camello que nos ofrece este mundo consumista y materialista.
Llamamos a las personas más jóvenes de la comunidad, que estaban en otra planta jugando, y nos dispusimos a explicar el significado de que el pan y el vino estuviera en el centro de la reunión. Recordamos como Jesús explicó con el pan y el vino que su cuerpo sería quebrantado y su sangre derramada y lo unimos con sus palabras "Nadie tiene mayor amor, que el que da su vida por sus amigos." Explicamos como en la cultura judia la sangre en los rituales era símbolo de limpieza ante lo impuro, y como Jesús usó el vino como símbolo de su sangre para explicarnos que su acto de amor limpia nuestros pecados y nos hace personas aceptadas ante Dios. Tomamos los símbolos en oración y acabamos riéndonos de las ocurrencias de los más peques.
"Ayúdanos Jesús a aprender de las personas más peques de nuestra comunidad, que no perdamos la curiosidad y el asombro que manifiestan y que sepamos acudir y confiar en ti como ellas acuden y confían cada día de quienes les aman."
Antes de salir, nuestro hermano Victor García nos regaló el recitarnos algunas poesías. Celebramos el encontrarnos con algunas de sus obras y señalamos el valor de que la poesía y la música no dejaran de estar presentes en nuestros encuentros y de como son una importante herramienta para llevarnos a lugares más profundos en nuestra espiritualidad.
Nuestra hermana Mara se encargará de convocarnos al próximo encuentro. Mientras tanto, seguimos en la invitación de leer Mateo desde el capítulo 14 al 28 en medio de este tiempo de Cuaresma.
"Querida Divinidad, hasta el próximo encuentro, sigue prepárandonos para adentrarnos una vez más en la muerte y resurrección de tu amado Hijo Jesús. Ayúdanos a tomar nuestra cruz cada día, y guíanos en nuestras propias muertes y resurrecciones en este mundo, hasta que llegue el momento de morir y resucitar en el futuro. Aquí y allí, tu Amor nos sostenga. En Cristo Jesús, Amén"
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